Todo va bien

Cuando crees que has dejado lo peor atrás te despiertas un domingo con los ojos empapados en sal. La resaca es emocional y el dolor viene directo del pecho, atravesándote como una bestia indomable y brutal. Ya no piensas en el cómo o el porqué de antes, sino hasta cuándo. Y esa forma de convencer al resto de que todo va bien no es otra cosa que parte de esa falsa superación que intentas creerte, para sentir falsamente que eres fuerte y casi feliz. Pero el vacío es profundo y llenarlo de humo es peligroso, porque el humo ocupa pero se disipa con facilidad, dejándolo todo más oscuro y con olor a desgarro.

No es (solo) una película

Como cuando Vincent no se reservó nada para la vuelta, cansado de siempre quedar por detrás de su hermano pequeño, pasando inadvertido para la mayoría, casi invisible. No creerte nada y creerte todo. Siempre con proyectos a medias para tener dónde volver y excusarte ante todos fingiendo utilidad. Ese miedo infantil a no saber valerte por ti misma. Pánico a la autodependencia. Y pensar que se te escapa la vida, que te vas a secar por dentro y se terminará todo. Que la vida es fugaz y no sabes gestionar el tiempo. Que pensar tanto es un vicio que anula la acción. Y te malquieres intentando ser querida por nadie.

Todo

Me da miedo dormir sola, acostumbrarme y no poder volver a dormir con alguien nunca más. Que mi cama es pequeña y me viene grande. ¿Y si la ocupo toda? ¿Y si ocupo tanto que no dejo espacio para nadie más? Ojalá sea flexible, ojalá pueda encogerme sin entumecerme, sin despertame llena de dolor, ni con partes del cuerpo medio dormidas. Me irrita el hormigueo que se siente cuando se te duerme un pie. Cuando me pasa querría cortármelo. Que no puedo andar y me cabreo, que no puedo apoyarlo siquiera. Porque siempre he temido no poder andar. No poder andar y perder los dientes.

Me siento tan frágil y tan perdida. Siempre esperando que alguien me salve sabiendo que sólo me puedo salvar yo. Que el tiempo pasa y no tengo nada. Mis planes frustrados, mis sueños pausados.

No tengo ganas de nada pero lo quiero todo.

Los abrazos infinitos

Abrazar es la acción de rodear a alguien con los brazos como muestra de cariño o de consuelo. Los abrazos infinitos son abrazos más allá de los abrazos comunes, es un intento de fundirse y arropar a alguien con tu propio calor, como la fusión de dos metales.

Un abrazo infinito puede durar un segundo o toda una vida, porque la infinitud no es la medida del tiempo, es la intensidad y la intención. Si te doy un abrazo infinito te estoy abriendo mi pecho e invitándote a que me abras el tuyo, para hablar sin palabras, para unir nuestra carne y lo que llaman alma. Un abrazo infinito es cuando hacen el amor nuestras entrañas. Yo te abrazo, tú me abrazas y se terminan las lágrimas.

Un abrazo infinito jamás irá acompañado de palmaditas en la espalda, porque no es un consuelo superficial, de los que se dan por compromiso y necesitan de esas palmaditas para anunciar el fin. Un abrazo infinito es tan cálido como el sol en invierno, que sales a su encuentro. Si te abrazo así es que te quiero, de cualquier forma, pero te quiero. Y te quiero bien, pero si no lo estás te ayudo. Y si no puedo ayudarte, te abro mi pecho y te lo ofrezco de nido.

 

Déjalo ya

No creas que te estoy esperando, ya no me muero por tus huesos, pero todavía no soy tan fuerte y tú lo sabes, pero juegas esas cartas. Tu mierda de cartas, las más egoístas, las que me hacen daño y aumentan tu ego. Joder, déjame ya. Que me abandonas pero atada a tu cuerda. Que cuando consigo estar bien apareces de nuevo. Que vuelves a ponerme entre la espada y la pared. Y no hay derecho. ¿No estás con otra? Pues déjame ya y no quieras verme, ni despedirte, ni nada. Porque no es a mí a quien quieres ver, quieres verme nerviosa, débil y pequeña, mordiéndome las uñas y tocándome el pelo, con los ojos llorosos y el miedo en el cuerpo. Te encanta abrazarme, al verme y al despedirte, sentir como tiemblo y verme llorar. ¿Quieres que vuelva a decir que te quiero? ¿Que vuelvas conmigo? ¿Que eres mi amor verdadero? Eres cruel con esa sonrisa, diciéndome que ahora no puedes estar conmigo. Porque tú piensas que voy a estar esperándote, que soy tu reserva, la que estará cuando todo falle. Y en el fondo sabes que la has cagado, que te has equivocado. Que yo no soy la más guapa, ni la más delgada, pero sí la que más te conocía, y la que más te quería. Te quería. Pero ahora prefiero quererme a mí, por una vez en mi vida.

Lo que queda

Ahora que entra airecito por mi ventana, me despierto agotada. Entre sábanas de flores y unas paredes verdes comidas por el sol, pienso y me abro, hacia dentro, intentando conversar conmigo misma, tratando de ordenar todos esos trocitos que forman mi yo.

Siempre he tenido claro lo que no quiero, aunque no siempre he sabido decir que no. Y he cargado con voluntades que no eran las mías, me he hecho daño por no decepcionar a nadie. Al final todo queda en la nada. Por contentar y conservar a otros te pierdes tú. Y luego toca eso, abrirte y buscar lo que queda de ti, e intentarte reconstruir para volverte a construir. Poco a poco, que no queremos más pasos en falso.

Porque dar no es sinónimo de recibir. Y si te das entera, ¿qué queda para ti? Al final se acaba igual. Y has priorizado a quien se va. Y te has dejado en último lugar. Y entonces acabas así, con un cajón de cristales rotos, con pegamento en las manos, en la cara y en el pelo, tratando de unir(te). Como un intento frustrado de estar bien sin estarlo. Como una herida que ha cicatrizado estando infectada.  Y al final, siempre duele, porque o abres la herida y la curas de una, o te esperas a que te coma la fiebre.

El querer

Mi cabeza es un campo de minas, un paso en falso y adiós. Estalla la guerra contra mí misma. Otra vez, otra vez no, por favor. Me agota permanecer en esta encrucijada, no saber elegir, la falta de decisión. ¿Y la soledad? La soledad me mata. Como un gusano de mil dientes que me come por dentro. Querer y que me quieran. Por la incondicionalidad del querer. Pero el querer de verdad, no la mentira estirada que me contaron. Ese querer es el que quiero.

Tu legado

Por el vacío, la mierda y los planes fallidos. La ruina y el horror que dejas a tu paso. La ansiedad que llamas locura. El abandono. Toneladas de traición y malas artes. Tus sucias palabras. Desagradecido como nadie. Olvidas pronto. Decepción, una horrible y enorme decepción. Insultas y mutilas el alma de quien te ama, consciente y con solo un movimiento. Tan guapo y tan egoísta. Tan dañino. Tan tú.

Tu cumpleaños

Tengo la camiseta llena de lágrimas secas,

parecen baba de caracol.

Te estoy haciendo un regalo de cumpleaños,

con todo mi amor,

porque lo que yo te hago

es único,

porque sin mi regalo

solo te quedan calcetines y algunos zapatos.

A veces necesito llorar hasta vaciarme,

entonces respiro

y siento una paz breve,

un poco amarga.

¿Cómo será mi vida sin ti?

¿Cómo será tu vida sin mí?

Necesito encontrar alivio.

No es el fin

¿Sabes qué es lo que pasa? No es que no crea que nunca encontraré alguien más guapo, más alto, más simpático o que me trate mejor que tú, todo eso es relativamente fácil, sobretodo lo último. Pasa que no me resigno que ésto sea el final, que nuestra historia termine así, que seamos pasado y no presente y futuro. Poder puedo vivir sin ti, pero quiero vivir contigo.